Enseñanzas perrunas.
Mota y Beto son mis pequeños y fieles canes, y este fin de semana me enseñaron algo, en su ingenuidad amable, y menear de cola incesante, que me ha dejado pensando por varios días.
Salí a comprar una gaseosa para la hora de almuerzo acompañado por ambos cuando veo que salen disparados a atacar a un perro enorme, tal vez el doble del tamaño de los 2 juntos, la reacción del perro mayor inexplicablemente fue el huir, aun cuando podría “haberse hecho un par de chalas” con los inseparables yuntas, ahora bien, una vez que llegamos a la tienda aparece un perro café minúsculo, ante el cual mis otrora valientes sabuesos reaccionan con pavor y se ocultan tras las piernas de un servidor.
De las teorías que elucubré esta es la mas probable:
El perro grande era un cachorro cuando conoció a mis perros por lo cual era fácilmente doblegado por ellos en ese tiempo, esto quedo fijado en su perruna cabecita, ahora hecho ya todo un perro no puede reparar en que la situación ha cambiado, cosa similar, pero a la inversa, ocurre con el perro viejo y chico que acosa a los míos.
Quizás cuantas veces hemos estado limitados por el pasado sin reparar en que hemos cambiado ya, hemos crecido, estamos grandes.
¡¡Chao con los perros viejos y chicos!!